Del silencio me ando quejando , pues tengo algo abandonado el blog.Sin embargo, el escondite de este trazo esta sin su calor ortográfico y ha saliendo en busca de calmar su hambre , su ración de luz; ha desplegado su mirada en los engranajes, aceitando los músculos , quitando el catéter de la indiferencia sónica , limpiando el caos de los embudos mentales, en pos de preparar el hierro para marcar la piel narcisa de la celulosa combativa.
No quería dejar pasar la verbena, para darle a las letras vistas de las diferentes obras en exposición que ví en el Fliven, que pos estos días estuvo en desnuda estadía en la Plaza Bolívar de San Cristóbal.
El dado, azarado, movió mi humanidad a adquirir algunos libros, dejándome más picado que parrilla criolla. Debe ser por eso que se me movió la teja lírica, adrenalina acumulada de la galaxia dormida, soltando la polidipsia de ambrosía verbal, el quetzal/fenix verde/carne azul de ángel.
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