Abro el corazón para que vuele como ibis
Lo cierro para que sea puño de la noche
carbonizado trozo de impotencia.
A veces cruza la ciudad donde habito
este pájaro gastado
de volar
Pasa la orilla del mar al puerto
las azoteas de los hoteles
Amarra su latigazo en mi pecho
Y resuelve que todo es una estúpida salida un miserable agujero
un círculo de tiza que el tiempo los vientos y las arañas han convertido en pálida víscera
Autor: Gustavo Pereira
Leído en "Sumario de Somaris"
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