miércoles, 14 de mayo de 2008

Apocalipsis


Anhelo profundo de mí pensar, estas suelto entre mis manos, arrebatado como mi instinto y suave como la brisa, no te escondas de tu destino que lo siento venir en pasos de cazador.

Pégate a mi caminar para cobijarte de mí calor y cuenta con disimulo lo que te hizo regresar a la par de mi voz inundada de pasión.

Ofrezco el aullido de mi alma y el nido de mi corazón para abrigarte en el paraíso de mis ojos, que una vez te vieron, una vez te lloraron.

Campanadas aruñadas de las huellas de tu perseguidor se acercan sin remedio. ¿Por qué temes a pesar de lo mucho que te quiero? No llores, regálame la sonrisa risueña en donde nacieron todos los luceros del universo a causa de tu cariño.

Apocalipsis repites, incesante miedo de tu hablar, escóndete en tu lugar favorito, en mi pecho desnudo donde mil veces te arrullé y una vez te resguardé.

Líneas iniciales de un rostro conocido en la frontera de mí mirada, se asoman sin premura como incendio en la llanura, muy blanca su vestidura. No te desesperes, aliéntate de mi dulzura, poca o mucha aumentará tu ternura tu aroma definirán las trompetas de mis ánimos y despertarás los sellos que cubren los suspiros de mi pluma.

Invencible personaje que rastreó tus pasos, no puedo evitar su supremacía, rostro extranjero con la serenidad innata de un recién nacido.

Erosión latente de adrenalina sudada ante su peculiar respirar, amenaza con extenderse y ahogarse en el filo de la espada. Presencia conocida con sabor a Pasado. No puedo enfrentarlo. Nadie Puede. Prometí cuidarte como los besos de mi musa. No huyas. Se firme. Sólo crece como siempre lo has hecho. Entiende que no es tu enemigo. Tampoco el mío. Te perdono ya que tu inocencia imanto sus ojos en su vuelo. Pensé que sabías su nombre. Él Fue quien una vez volvió cascajales tu actual refugio. Lo puede volver hacer. Es el ángel del Amor, su flecha certera un día me hirió y bajo una lluvia descubrí su dolor. ¡Se firme! Mi torso te protegerá de nuevo. Cerremos los ojos, arrodillémonos y tal vez nos toque con su mano entre el silencio del Tiempo.

26/04/2004
Luis G.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;