Vuela
que la puerta llora de ansiedad,
el muslo díscolo sangra
el fulgor bullido de las estrellas hidrópicas.
Luis García
05/12/2008
Voces subrepticias de una pluma.
Sombrías sensaciones que me hacen pensar. No se como hacen los ojos para transigir las caricias sensitivas que dejan en los céfiros etéreos, las manos trémulas de la soledad. No se como viven esas rosas auditivas al percibir las campanadas nocturnas del andar del silencio sepulcral. Me compadezco de la efigie nasal, al tener que tocar con sus ácidas cuevas, los leves aires fantasmales del cielo plateado, por donde huye estoicamente, el vuelo de las hojas muertas de la mujer que pasa sin avisar. Me desconcierta el tacto ya que confunde las ondas inquietas de la melancolía con el flujo inerte y aislado del ser Naturaleza. Se me encrispa el plexo solar al enfocar mi atención en el estado penumbroso de la selva gustativa, ya que por sus pálidos intersticios se cuela la tenebrosidad de las huellas huérfanas de destino de la mujer de los cuatro vientos. Se aterroriza mi pensar, al ver nadar fugazmente dichas reacciones bioquímicas por la estructura esporádica del cuerpo; tambaleando las realidades inentendible del tiempo y la razón, por los efectos caóticos de esos golpes heráldicos que abren surcos de ceniza en el rostro mas fiero y en el lomo más fuerte, acrecentando el charco de culpas ambiguas en el alba de la mirada y el espíritu algo abatido y enredado en la sombra de las alas del sufrimiento no tiene mas remedio que apegarse al crucifijo de su silencio.
Frugales ideales que me alivian en su fresca brisa. Senda divina y enigmática, cargada de rosas y espinas, que en sus paredes relumbran sensaciones que se cruzan ciegamente en sus catárticas encrucijadas, cuyas arcanas raíces hacen deambular en el lance a nuestra existencia en el laberinto silencioso que labró Dios en la arenas del destino desconocido. Cuando el reloj del universo marque la plenitud de los tiempos, se colocará un punto final en el canto de la historia del mundo, donde el silencio resumirá las tristezas de los ojos de la gente, las alas mutiladas de los más sencillos cobren vuelo, los ciegos reciban la luz de la alegría, las galaxias se enfrían en sus lápidas sempiternas junto con los restos del Tiempo y las calamidades de la Humanidad salgan encadenadas en el último viaje de la barca de Caronte. Una pequeña lágrima mía será mi pasaporte para acompañar la soledad de la gaveta donde se alojan las gotas de nácar y marfil de los grandes poetas y mis barajas de escritos se las llevará el viento donde seguramente ni mi Reina ni mi As se salvarán, sólo me quedará un hilo ovillado azul incrustado en la conciencia de mi pluma fugitiva. El Misterio se perderá en las llamas del olvido. Las plumas de los ángeles adornarán por fin el respirara de las flores y los sueños inocentes de los niños formarán parte de las luces de los cielos. Mientras llega ese improvisado día, el Amor seguirá en su eterno galope por sus entrevesadas melodías que acaricia nuestros sensibles caudales y la paciente Esperanza no se irá tras el crepúsculo, sino que esperará el volcamiento de deseos olvidados en las manos realistas de la Fe. Caminos inexplorados, ilusiones sin germinar en las sendas de la frente y alguna otra forma expresiva del plan Celestial os aguarda detrás de cada esquina en espera de formar parte de nuestro equipaje que se acumula en el cajón de nuestra experiencia. Tantas cosas por aprender y nuestro paso por esta orbe es una sombra que ni la lluvia la recordará, sólo la Tierra se dignará a contener nuestro soplo entre sus ásperas arrugas. Mientras me llega la hora de cruzar la Laguna Estigia, ya dejé encendida una vela en la ventana de mi sentir.
A veces quiero ser el relámpago que rompe con el reposo de mi inspiración, el mismo invade en la batalla tormentosa de mis sentimientos con el fulgor de los sables de la triste melancolía que me captura cuando estoy distraído. A veces quiero dibujar en mi caballete de ideas, un arco iris cargado de alegría que ilumine tu camino por las sendas de esta selva inmensa y enigmática.
A veces quiero tenerte entre mis sueños para escuchar siempre tu voz que se pierde entre los umbrales de mi corazón y su eco retumba en las montañas altas de mi espíritu de corcel, que a veces explota y se expande como el fuego d mis palabras. A veces quiero ser caballero andante, vestido del valor de los dragones dorados, para ser tu fiel escudero en tu travesía tan corta y extraña como la mía; y llegarte a cazarte un precioso pero salvaje unicornio de esperanza.
A veces quiero sentir tu brillo solar que anima a este sentir a romper su corteza envoltoria y elevarse a los confines de la tranquilidad. A veces quiero inventarte un ramillete cargada del calor de mis abrazos para alejarte un poco del frío del desconsuelo. A veces quiero luchar contra la incertidumbre de tus ilusiones y convertir tus desiertos inciertos en inigualables olas de sosiego.
A veces, los cúmulos de la tristeza hacen sombra a mi ser, azotando con vientos fuertes pero siempre me sostengo de alguna hoja de la palmera de tus valerosas palabras. Sólo requiero un leve respiro aprobatorio para poder así hacer pasar a la historia el " a veces" que aflora sin remedio en mis horas intranquilas y poder izar mis palabras con viento en popa y romper las cadenas de la nostalgia que abruma este servidor cuando se siente inerme y no puede sentirte cerca.
21/04/2003
Luis G.
Cuando el amor irrumpe, la oscuridad del silencio se oculta tras el horizonte y da paso fervientemente a un amanecer eterno. Su luz llega hasta las cuevas mas inexploradas, las campiñas se ahogan de su música, la arboleda se carga de la confianza de su lenguaje y las aves tocan en sus flautas, su presencia en el plano material. El Universo se agita de emoción y el corazón donde logra hospedarse, va desangrado sus oscuros sentimientos. Acrisola los metales más oxidados con su fuego benévolo, que ha perdurado desde el big-bang , ya que la creación lleva grabada una marca de su toque. El tiempo se pierde como el agua en las manos, la vida se nos endulza, transcendiendo sus efectos sobre el alma.
No necesita palabras para expresarse, pues su lenguaje sólo lo conocen los ojos del sentimiento que irradian las raíces de sus labios espirituales. Va ciego y errante porque no distingue raza, ideología ni edad. Reside en el latir de quienes le dan cobijo, donde cabe 3 o mas galaxias comprimidas. Es tan fuerte como la energía liberada de las estrellas al nacer, como la naturaleza misma. Es el culpable numero uno por hacernos olvidar nuestras diferencias y resentimientos, aunque lleve traje de inocente.
Hasta en la Biblia su presencia no ha mutado a través de las épocas de la orbe que nos sostiene. Nos hace perder el sueño, ya que sus primeros golpecillos nos dejan a descubierto nuestras debilidades y nuestra esencia humana, mientras hace sentir su calor del grito de los géiseres más profundos. Tiene alma de niño, esa es la razón por la que no se cansa de subir y baja cada rato por las escalinatas celestiales; por ende es muy pícaro, tierno y juguetón. Es el impulso de nuestro ser, sin él, la vida no sería tan divertida y alegre. Su voz dulce dorada nos hace de llorar cuando recordamos con cariño al ser en quien centramos nuestras fuerzas. No importa quien sea ese ser, es el mismo ímpetu que experimenta la tierra al sol, Dios al dibujo de su dedo, los peces al mar, el que le tengo a mi madre y por supuesto, el de mi corazón a tu amistad.
21/04/2003
A orillas del océano, vi como sirenas se alegraban al sentir mi corazón emerger de las profundidades del silencio. Lo sentí muy enérgico, que casi lo confundo con el canto de las orcas y el danzar de los delfines. Manchado de una capa blanquecina con matices azulados, denota su sensibilidad a los bellos regalos de la vida. Dicha armadura lo ha hecho mantener su travesía a pesar de las noches tormentosas que cobijan al mar. No tiene aroma, pero lleva a su merced un coral de gratos recuerdos y un cardumen de buenas intenciones. Ostentando el brillo de las perlas, va ascendiendo aquel lucero marítimo sintiéndose faro de otros, que no ven la luz del sol en medio de sus ciegos cercos de melancolía. Las arenas de aquella playa están algo aterrorizadas porque las olas están tan fuertes como cuando aprendieron sus primeros pasos en este viejo lugar del Universo.
El sol no se quiere perder de vista aquel centello lunar, por seguir detallando aquellas burbujas de cariño que emite y cambia el color de las aguas. Algunos barcos interrumpieron su curso y anclaron cerca para no molestar el camino de aquella estrella de mar. Mientras en la orilla de este océano, decido buscar aquel tesoro que inexplicablemente, flota libremente sin tensión sobre el horizonte donde se cruzan los sueños y la imaginación.
03/04/2003La noche con su brillante traje de estrellas y su prendedor plateado, hace su presencia ante mis ojos. Silenciosa como el tiempo va borrando los restos del nefasto sentimiento. Pero siento que hay algo que me falta. No lo logro comprender.
Mientras me pierdo en la telaraña de mis ideas, me refugié en mi cofre de recuerdos para saber que podía llenar ese vacío. Muchas cosas hay guardadas acá, unas muy sueltas y otras encadenadas con el silencio. No sé que tomar de allí, si el calor de la vida, el latir de la alegría o la personalidad de la Naturaleza. Pero decidí tomar un recuerdo bien conservado.
Ya sentía el baño de luz de la luna. Pero le sentí algo triste como si a ella también le faltara algo. Me preocupe un poco, pero la nostálgica esperanza hizo que aquel fragmento tomara vida. El pasado proyectaba su película mientas mi mete se llenaba de increíbles imágenes con grandiosa calidad fotográfica. Una a una recordé aquellos momentos, mientras me llenaba de aromas de aquella silueta inocente de hada. Aquel sentimiento crecía mientras paulatinamente reconstruía la imagen de aquel encanto que me lleva cautivo en su corazón.
Cuando me acuerdo de ti, pierde su paso, atormento al insaciable ángel de alas negras, renazco en tu esencia y me dejo llevar por tu melodiosa presencia. Tu recuerdo llena de alegría a los rincones donde no había llegado, colma de felicidad a mi espíritu e inquieta a este corazón que se distrae al sólo escuchar una palabra tuya.
No quiero despertar, no quiero olvidarte, sos mi esperanza y mi luz que aromatiza mi sentir La noche agilizó sus pasos. Tal vez ella escuchó mi clamor y se sintió aliviada. Amanece con frenesí en mi corazón y tu memoria se ha esparcido en mi agreste sembradío de esperanza. Ya siento tu calor a lo lejos. Colmas mis expectativas. Y raudo como el viento, vuelo a tu encuentro...
Mis ojos extraña tu sutil silueta de tus palabras bañadas del vuelo de la mariposas de tu sentimiento. Sólo el aire me trae tus recuerdos, siendo ya un prisionero más de la nostalgia que me agobia cada vez que intento revivir tu perfume.
Me gobierna mis mas ardientes deseos de tocarte con mis fugaces ideales que desangra gota a gota mi angustia por sólo sentir un rayo de felicidad de tu parte.
Me hace falta tu mirada, muestra de tu gran naturalidad; porque veo que se me esta secando los ríos de mi espíritu. A lo lejos ya siento el avance de la melancolía por mis sembradíos de felicidad que sólo tu sabes multiplicar, quedando confinado en las oscuras celdas de la tragedia, que sólo tu posees las llaves para liberarme de tan frías sensaciones de sabor a lamento.
Extraño tus caricias, las mismas me despertaban las voces de mi corazón, ahora su coro esta destinado al oscuro hado de estar perdido en el desierto de tu silencio. Sigo sintiendo el aire, el cual acongojado limpia las lágrimas de este hastiado encadenado errante que clama tu presencia libertadora.
Extraño tus cabellos que sedosamente jugueteaban con mis manos y el viento con algo de envidia me trataba de quitarme el gusto de sentir una parte de ti.
Me hace falta tus abrazos porque me hacen sentir arrebozado en el madrigal de tu sencillez que sueles haces brillar, mientras respiraba tu felicidad que cubría con su manto ese mágico encuentro que siempre deseo que se vuelva eterno.
Aunque la sombra del caos apenas atraviesa mi territorio, sólo acá, espero que el viento te robe una lágrima, un beso o un suspiro y me la traiga convertida en flores , cuyo aroma resucitarían a mi conmovido ánimo y calmaría al chiquillo interno que cada rato hace su perpetuo castigo: preguntar por ti.
01/04/2003
Luis García